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56 — Escuchadme —dijo—, veo el cielo abierto y al Hijo del hombre de pie junto a Dios.

57 Hechos un puro grito, no quisieron escuchar nada más y se arrojaron en masa sobre él. 58 Lo sacaron fuera de la ciudad y comenzaron a apedrearlo. Los que participaban en el hecho confiaron sus ropas al cuidado de un joven llamado Saulo.

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